Hay ocasiones en que las palabras no llegan a un escritor cuando las necesita, busca ideas, busca emociones, o simplemente busca un suceso, acciones que plasmar, hay ocasiones en que todo se nos esconde hábilmente en pliegues intangibles de dudoso hastío, y son esos momentos cuando menos logramos esconder la mediocridad de nuestras palabras… pues eso es lo que abunda en este mundo impío, la mediocridad y superficialidad, no hay nada, no somos nada, solo mierda disoluta y esparcida en un mundo de vacuidades y egos… Por eso no me ha interesado demasiado el continuar alargando los minutos inexistentes de este texto inerte, no existe, es tan solo una hoja blanca y binaria que intenta simular a una realidad de resina, de papel… Pero no existe, son números dentro de una computadora, un sistema llamado binario que realza y denigra a las letras… Y yo también he caído en ello, como todos aquellos “escritores”, como llamarnos tal si ya la pluma no adorna ese hueco entre nuestros dedos, si tan solo tamborileamos nuestras huellas sobre teclas que marcan letras pero no son… ¿Acaso no era la tinta el alma misma de la historia?
Na vitrola: Jethro Tull - Aqualung!
